El alma de la Misión de la Iglesia está plasmada en las palabras de Jesús en el Evangelio de Marcos: “Id por todo el mundo y proclamad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16, 15). Esa es la luz que debe guiar e iluminar el camino de la Misión. Fluye la historia, cambian los tiempos, se transforman los pueblos. La diversidad cultural y geográfica junto con el pluralismo religioso y lingüístico son parte esencial y elemento constituyente de nuestras sociedades modernas. La Iglesia presenta una gran variedad de modalidades en la forma de accionar y cumplir el mandato de Jesús. También está presente allí donde los creyentes del Islam desarrollan sus vidas. La Misión de la Iglesia es como el aire que respiramos: llega a todo el mundo para vivir con independencia de su origen y cultura, lengua y religión, color y nacionalidad.