Durante los días 15 y 16 de septiembre se desarrollaron en el Aula Magna del Seminario Conciliar de Pamplona, las VIII Jornadas de Espiritualidad y Salud Mental que llevaban por título “Identidad personal y cultura actual”
Se matricularon cerca de cincuenta personas que asistieron a las cuatro conferencias de viernes y sábado a la mañana, y a los dos talleres del sábado a la tarde.
El arzobispo D. Francisco Pérez inauguró estas Jornadas. Tras unas palabras de aliento y testimonio, los ponentes trataron el tema de la identidad personal desde enfoques diferentes en unas Jornadas que siempre quieren estar marcadas por su carácter interdisciplinar. Manuel Martín, psiquiatra; Emilio Garrido, psicólogo; Marije Goicoetxea desde la ética; Emilio J. Justo, desde la teología; Alfonso Echávarri, desde la psicología y Francisco Javier Ahechu desde la Pastoral.
La identidad personal es un tema que importa mucho hoy ya que su configuración, su desarrollo, a veces es problemático e influye en el nivel de salud mental. Desde diversas perspectivas se explicó que la identidad personal tiene una doble dimensión: lo dado, lo nativo, un “estado”; y la “construcción” como tantas veces se dice hoy, la configuración y desarrollo a lo largo de la vida que tiene en la capacidad de elección humana una base fundamental. Dos momentos: algo dado que se mantiene, algo que se va haciendo.
En la síntesis de estos dos momentos, se va fraguando la identidad personal que permite responder a la pregunta “¿quién soy yo?”. En la configuración de la identidad intervienen con fuerza las vigencias sociales que van cambiando, los valores que queremos vivir o la responsabilidad moral con la que pretendemos responder a las exigencias morales, así como la respuesta a Dios en el cumplimiento de la misión que se nos encomienda. ¿Quién quiero ser?, ¿a qué o a quién respondo?, ¿cómo cultivar la interioridad?
Parte de la problemática sobre la identidad estriba en que cada vez más se considera que lo elegible es casi todo lo que constituye lo personal, que lo dado, heredado, es objeto de elección. Y ante la falta de referencias, y aceptando que lo principal es la posibilidad de elegir, la incertidumbre aumenta y la estructura psicológica puede debilitarse.